sábado, 13 de noviembre de 2010

Carta de ex Senador al Presidente Sebastián Piñera.


ESTIMADO SEBASTIÁN:

Te trato por tu nombre y tuteo como amigo: Mal que mal, el día que te proclamé como candidato a la presidencia, fui yo el que recibió pifias y ataques destemplados de quienes tenían otros compromisos o peor aun, nada entendían de las cosas políticas del futuro. Jamás imaginaron que llegarías a la presidencia y que demostraras éxito e inteligencia. Felicitaciones.


Sin embargo, ahora, en la confianza de tantos días de trabajo en conjunto, meditaciones y sin sabores tan propio del actuar político, siempre respetándonos, vale la pena un mensaje de mi parte.


Te he seguido atentamente en tus afanes de reconciliación nacional. Has proclamado como necesaria, muchas acciones institucionales, que la verdad, comparto. Proclamas una nueva verdad que tiene como objetivo final lo mas trascendente que una sociedad puede acoger: mirar el futuro aprendiendo del pasado, sus fortalezas y debilidades, para construir unidos, los días que vienen y que son en definitiva, lo único importante. En tus palabras, se ha dejado sentir tus anhelos expresados en muchos ejemplos asumiendo incluso incomprensiones de muchos, que puedan sentirse heridos por tu actuar como gobernante: a la etnia mapuche, tus brazos extendidos para reconocerla como pueblo y mas aun, evitarle juicios penales que los llevarían, a muchos de ellos, a estar encerrados de por vida; al gobierno argentino, borrando todos sus actos hostiles hacia nuestro país, protegiendo incluso a procesados por el asesinato a un Senador chileno; invitando a los jerarcas comunistas, hoy reconocidos como una extensión del terrorismo de las FARC, en tus viajes por el extranjero. En fin, la lista es larga, pero no es mi ánimo volver sobre ella, porque, ya lo digo, entiendo tus afanes de reconciliación y creo, que muchos de tus actos como gobernantes, al menos en los ejemplos señalados, serán hechos menores en el corto tiempo.


Todo lo anterior, debe dar fuerza y comprensión para que la reconciliación sea absoluta. Entiendo los temores que puedas tener. Pero ello, solo demostrarían debilidad de tu parte y eso, para cualquier gobernante, es una cuestión no menor. Aun mas, creo que para ti, sería una acusación dolorosa que yo al menos, no quisiera formular. Por eso, esta carta.


Estimado Sebastián, no hay que esperar mas la resolución, pendiente aun, del destino judicial y carcelario de cientos de uniformados que llevan 37 años de vida marginados de toda alternativa de reconciliación. ¿Porqué seguir esperando si ya has dado muestra de valor con otros, incluso muy ajenos a nuestros valores nacionales?. De los hechos del pasado y otros recientes, cada uno tiene su propia convicción, nadie le está pidiendo al Presidente de Chile, que imponga una sola verdad. Pero si todos, le piden un solo futuro y éste, así lo hemos entendido en tu propio actuar, debe recoger a todos los que viven en este suelo chileno, lo contrario, sería proclamar una discriminación que a estas alturas sería inaceptable. Así lo entendieron las iglesias cristianas, así también tus actos de gobernantes, algunos difíciles de entender, pero que hemos apoyado. Falta una parte de nuestra historia reciente. Marginarla, sería envanecer el valor de otros actos reconciliatorios.

Atte. Mario Ríos Santander

Noviembre de 2010.-

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